Por DAISAKU IKEDA
Los dos ingredientes más
importantes son:
un sentimiento de gratitud y un
objetivo común
Cómo deben comportarse mutuamente
un marido y una esposa no es una cuestión sencilla. Algunas veces las
circunstancias conspiran de un modo extraño, de modo que la riqueza o una vida
fácil pueden llevar a que una pareja se separe, mientras que lo que parece una
montaña de problemas, visto desde afuera, puede ser el momento de mayor
felicidad que los una aún más.
A diferencia del tipo de
confianza que cambia según la situación, el verdadero amor, en el más profundo
sentido de un vínculo entre dos personas, es algo que se desarrolla
enfrentando tormentas. Pero esto no significa que uno de los dos tenga que
ceder siempre frente al otro, o que la felicidad de uno pueda ser construida
basándose en el sufrimiento del otro.
El marido no es el centro de la
relación, ni tampoco es la esposa. No es una cuestión de quién es el líder o de
quién debe sacrificarse por el éxito o la felicidad del otro. Del mismo modo
que una canción es una unión entre poesía y música, marido y esposa son
individuos iguales, quienes a la vez, ejecutan juntos una melodía de vida.
Pienso que lo importante es cuán bella canción pueden crear juntos esos
compañeros de vida.
Creo que para lograr una relación
profunda y armoniosa, los dos ingredientes más importantes son un sentimiento
de gratitud y un objetivo común.
En la sociedad actual, tal vez,
una familia debería ser considerada como un avión. Zarandeada por los vientos
de los cambios, los copilotos tienen la responsabilidad de lograr un arribo
seguro. La estabilidad del avión en vuelo requiere de una clara dirección,
impulso y esfuerzo constante. Y un vuelo exitoso requiere que los copilotos
mantengan su visión en la misma dirección.
Escuché una historia sobre una
esposa que estuvo deprimida por largo tiempo, y pasaba todos sus días en cama.
Un médico, que la conocía a ella y a su marido, escribió una receta y se la
entregó al marido. Cuando la esposa vio la receta, se sorprendió mucho.
En la receta decía: “Cuando
su esposo le ofrezca la medicina, bébala luego de haberle dicho “gracias”
tres veces”.Ella pensó que esto era bastante raro, pero como estaba subrayado,
dijo tres veces “gracias” antes de beber la medicina. Entonces se dio cuenta de
que no había usado esa palabra durante un largo tiempo. A partir de entonces,
cada vez que repetía “gracias” tres veces, su salud y felicidad fueron
retornando poco a poco. Una humilde expresión de gratitud hace hermosa a
una persona, no sólo en el corazón, sino también en la apariencia. (¡No
hay necesidad de aclarar que esta lección también se aplica a los esposos!).
Un proverbio inglés dice: “Abra
bien los ojos antes del matrimonio y entreciérrelos luego de casarse”. Ambos,
esposo y esposa, deben tratar de ser tolerantes y tener un gran corazón para
perdonar fallas y errores menores del cónyuge. Si usted está siendo juzgado y
criticado constantemente, no sentirá deseos de tratar de cambiar, aun cuando
sepa que lo que se le está señalando es cierto.
Me gustaría compartir con ustedes
otra anécdota que dice mucho sobre el amor entre marido y esposa. Esta es de la
obra de O. Henry: El regalo de la maga. Trata sobre una joven pareja,
Della y Jim, que son pobres y viven en un departamento alquilado casi sin
muebles. Es la víspera de Navidad, y ambos han estado pensando qué regalarse
mutuamente para mostrar su amor. La esposa, Della, quiere regalarle a su marido
una cadena para el reloj de oro que heredó de su abuelo, y del cual está muy
orgulloso. La cadena cuesta veintiún dólares, pero ella sólo tiene 1,87
dólares. Entonces decide que lo único que puede hacer es vender su hermoso
cabello castaño, que es tan largo que le llega hasta las rodillas. En la
mayoría de las culturas, las mujeres sienten que su cabello es algo muy
valioso. Pero Della hace el sacrificio de vender su cabello a un fabricante de
pelucas y compra una cadena de platino con ese dinero.
Con el corazón latiendo
apresuradamente, espera el regreso de su marido. Cuando él arriba y la ve, se
siente perdido. El regalo que él le ha comprado es un par de hermosas peinetas
de carey para su largo cabello. Della le asegura que volverá a
crecer pronto y le ofrece la cadena de platino. Jim se desploma en el sofá y le
dice con una sonrisa: “Della, guardemos nuestros regalos de Navidad
durante un tiempo. Son demasiado hermosos para usarlos ahora. Yo
vendí el reloj para comprar las peinetas”.
Esta historia, cómica y patética,
demuestra a través de los regalos que intercambian, cuán profundo es el amor
entre ellos. Cada uno ha sacrificado algo muy querido para comprar un regalo
adecuado. Pero cuando entregan sus regalos, se encuentran con que no hay más
reloj de oro para utilizar la cadena, y no hay más cabello castaño para usar
las peinetas. Ambos regalos se han tornado inútiles para ellos. Una pareja
joven moderna dirá que si se hubieran tomado la molestia de conversar de
antemano qué se iban a regalar, se hubieran ahorrado el gasto inútil. Pero
la anécdota trata sobre algo que trasciende este tipo de lógica calculadora. Trata
sobre la belleza del amor profundo entre cónyuges.
El amor toma un millón de formas
diferentes. Algunas veces, para quienes miran desde afuera, el marido puede
parecer insoportablemente dominador, y sin embargo, la pareja se mantiene con
un sorprendente grado de armonía. Por otro lado, hay casos en que la esposa
parece salirse con la suya en todo y sin embargo prevalece una atmósfera
pacífica. No es, de hecho, la apariencia externa lo que importa; siempre pienso
que cuando una pareja ha compartido las alegrías y las penas de la
vida por un largo período de tiempo, entre ellos crece un profundo vínculo que
no puede ser cercenado por fuerzas externas. Este no es el tipo de amor
abierto y directo que podemos ver en las parejas jóvenes. Es algo amplio y
profundo, un sentimiento de destino compartido.
He conocido unas veinte o treinta
parejas mayores quienes parecían poseer este poder, y he sentido la atmósfera
de indescriptible plenitud y madurez que crean. No encontrarán en esas parejas
la conversación tediosa y quejosa de alguna gente anciana. Y aunque muchos de
ellos no han llevado vidas fáciles, no hay tristeza en sus expresiones. Sólo
encontrarán el sentido de profunda autosuficiencia que se obtiene cuando
dos personas han atravesado juntos, exitosamente, situaciones difíciles en la
vida y un aprecio del valor del tiempo que les queda para estar juntos.
Derechos Reservados: Soka Gakkai
Daisaku Ikeda es un filósofo
budista y escritor que fomenta la paz, la cultura y la educación. Luego de
desempeñarse como tercer presidente de la organización budista Soka Gakkai y de
haber fundado la Soka Gakkai Internacional (SGI), fue designado presidente de
la SGI. La SGI promueve el desarrollo interior del ser humano y la contribución
social en aras de la paz en base a la filosofía del budismo. Hoy, la SGI es una
de las organizaciones budistas más grandes y diversas del mundo.