viernes, 27 de julio de 2012

LA EDUCACIÓN Y EL SIGNIFICADO DE LA VIDA



POR JIDDU KRISNAMURTHI
La educación no es la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar y correlacionar datos, sino ver el significado de la vida como un todo. Pero el todo no se puede entender desde una parte, que es lo que intentan hacer los gobiernos, las religiones organizadas y los partidos autoritarios.
La educación tradicional hace sumamente difícil el pensar independiente. El conformismo conduce a la mediocridad. Ser diferente del grupo o resistirse al ambiente no es cosa fácil, y a menudo es arriesgado, en tanto rindamos culto al éxito. El deseo de obtener éxito en la vida, que es perseguir una recompensa, ya sea en lo material o en el así llamado mundo espiritual, la búsqueda de seguridad interna o externa, el anhelo de comodidad, todo este proceso ahoga el descontento, pone fin a la espontaneidad y engendra temor; y el temor bloquea la inteligente comprensión de la vida. A medida que envejecemos, la mente se embota y se insensibiliza el corazón.
En la búsqueda de comodidad generalmente nos refugiamos en un rincón de la vida, donde haya el menor conflicto posible, y salir de este aislamiento nos asusta. Este miedo a la vida, este temor a la lucha y a las nuevas experiencias, mata en nosotros el espíritu de aventura. El sistema donde crecemos y nos educamos nos hace temer ser diferentes de nuestro vecino, o pensar de forma opuesta a la norma establecida por la sociedad, que equivocadamente venera la autoridad y la tradición.
Por fortuna hay algunas personas serias, dispuestas a examinar nuestros problemas humanos, sin prejuicios ni de la derecha ni de la izquierda. Pero en la gran mayoría no existe el espíritu de descontento ni de rebeldía. Cuando sin comprensión cedemos ante las circunstancias del entorno, el espíritu de rebeldía que pudiéramos haber tenido, desaparece y nuestras responsabilidades pronto le ponen fin.
Rebeldía Necesaria
La rebeldía es dos clases: la violenta, que es meramente reaccionar, sin entendimiento, contra el orden establecido, y la rebeldía profundamente psicológica de la inteligencia. Hay muchos que se rebelan contra la ortodoxia establecida sólo para caer en otras ortodoxias, en otras ilusiones y en ocultas indulgencias para consigo mismos. Lo que generalmente sucede es que nos separamos de un grupo o un conjunto de ideales y nos identificamos con otros grupos y otros ideales, creando así una nueva norma de pensamiento, contra la cual tendremos que rebelarnos más adelante. La reacción sólo produce oposición y la reforma necesita reformas ulteriores.
Pero hay una rebeldía inteligente que no es reacción y que viene con el conocimiento propio, al darnos cuenta de nuestros propios pensamientos y sentimientos. Es sólo cuando nos enfrentamos con la experiencia tal como se presenta, sin evitar lo que nos perturba, que mantenemos alerta nuestra inteligencia. La inteligencia sumamente despierta es intuición, y es la única verdadera guía de la vida.
Significado de la Vida
Ahora bien, ¿cuál es el significado de la vida? ¿Para qué vivimos y luchamos? Si nos educamos simplemente para conseguir honores, alcanzar una buena posición o ser más eficientes, tener un mayor dominio sobre los demás, nuestras vidas estarán vacías y carecerán de profundidad. Si nos educamos para ser meros científicos, eruditos casados con los libros, o especialistas adictos a los conocimientos, estaremos contribuyendo a la destrucción y a la desdicha del mundo.
Aunque la vida tenga un sentido más alto y noble, ¿qué valor tiene la educación si jamás lo descubrimos?Podemos ser muy instruidos, pero si no tenemos una profunda integración entre pensamiento y sentimiento, nuestras vidas resultan incompletas, contradictorias y atormentadas por innumerables temores. Mientras la educación no cultive una visión integral de la vida, tiene muy poco significado.
En nuestra civilización actual hemos dividido la vida en tantos compartimentos que la educación tiene muy poco sentido, excepto cuando aprendemos una profesión o una técnica determinada. En vez de despertar la inteligencia integral del individuo, la educación lo estimula para que se adapte a un patrón, y, por lo tanto, le impide la comprensión de sí mismo como un proceso total. Intentar resolver los múltiples problemas de la vida en sus respectivos niveles, separados como están en diversas categorías, indica una absoluta falta de comprensión.
Integración
El individuo se compone de diferentes entidades, pero acentuar esas diferencias y estimular el desarrollo de un tipo definido, conduce a muchas complejidades y contradicciones. La educación debe efectuar la integración de estas entidades separadas, porque sin integración la vida se convierte en una serie de conflictos y sufrimientos. ¿De qué vale que nos hagamos abogados, si perpetuamos los litigios? ¿De qué sirve el conocimiento, si continuamos en la confusión? ¿De qué valen las habilidades técnicas e industriales si las usamos para destruirnos? ¿Cuál es el sentido de la existencia si nos ha de llevar a la violencia y a la completa desdicha? Aunque tengamos dinero o podamos ganarlo, aunque disfrutemos de nuestros placeres y tengamos nuestras organizaciones religiosas, estamos en conflicto permanente.
Debemos distinguir entre lo personal y lo individual. Lo personal es accidental; y entiendo por accidental las circunstancias de nacimiento, el ambiente en que nos hemos criado, con su nacionalismo, supersticiones, diferencias de clase y prejuicios. Lo personal o accidental es sólo momentáneo, aunque ese momento dure toda una vida. Y puesto que los actuales sistemas educativos están basados en lo personal, accidental o momentáneo, como resultado distorsionan el pensamiento e inculcan temores autodefensivos.
Todos nosotros hemos sido entrenados a través de la educación y el entorno a perseguir el logro personal y la seguridad, y a luchar por nosotros mismos. Aunque lo disimulemos con eufemismos, hemos sido educados para las diversas profesiones dentro de un sistema basado en la explotación y el miedo codicioso. Tal entrenamiento tiene inevitablemente que traer confusión y miseria a nosotros y al mundo, porque crea en cada individuo barreras psicológicas que le separan y le mantienen aislado de los demás.
La educación no consiste en un mero instruir la mente. La instrucción contribuye a la eficiencia, pero no genera integración. Una mente educada de esta manera es continuación del pasado; una mente así nunca podrá descubrir lo nuevo. Por esa razón, para averiguar en qué consiste la verdadera educación, tenemos que investigar el sentido global de la vida.
Para la mayoría de nosotros el significado de la vida en su totalidad no es de primordial importancia, y nuestra educación subraya los valores secundarios, haciéndonos meramente expertos en alguna rama del saber. Aunque el saber y la eficiencia son necesarios, el recalcarlos demasiado sólo nos lleva al conflicto y a la confusión.