Según el libro de metafísica La
Ciencia Sagrada, de Swami Sri Yukteswar, son ocho las mezquindades del
corazón que todo ser humano debe vencer para optar a la autorealización y
adquirir el nivel de Mahatma o gran alma: miedo, aflicción,
vergüenza, odio, arrogancia, espíritu crítico, prejuicio de raza y orgullo de
familia.
Pasamos a describir todas y cada una de
ellas con el fin de ayudarte a reconocerlas en ti mismo, previo a un
ejercicio de introspección y humildad a conciencia, necesario como primera fase
para comprenderlas en uno mismo y después, eliminarlas:
Miedo: El principal obstáculo en la
mayoría de los caminos espirituales. Miedo a la muerte, al dolor, a los accidentes,
a perder a los seres queridos. Temor al futuro, a la oscuridad, a los
enemigos …¿Cuáles son tus miedos? Reconocerlos es el primer paso para
aniquilarlos con el fin de que fluya el amor, del cual es antagonista.
Aflicción: afligirse es sentir tristeza o
pesadumbre. Se trata de una emoción que baja el estado de ánimo, y
ánimo viene de anima (en latín: alma). Es preciso comprenderse con el
fin de convertir este sentimiento en alegría continua,
sentimiento que engrandece el alma.
Vergüenza: turbación del ánimo,
ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y
humillante, propia o ajena. Comprensión, arrepentimiento y afán de
superación son las tres herramientas que te proponemos para transmutar tu
vergüenza en perdón: a ti mismo y a los demás.
Odio: una de las emociones más
destructoras y más causantes de sufrimiento. En general, sufre más el que
odia que el odiado. Suele acompañarse de aversión (deseo de eliminar al ser
odiado) y de envidia (sufrir por el éxito del ser odiado). Extirparlo de raíz
es difícil y requiere de un gran ejercicio de humildad y profunda
introspección.
Arrogancia: fácil de definir pero difícil
de reconocer en uno mismo. Su antídoto es la humildad y el conocimiento de que
todos somos uno.
Espíritu crítico: emitir juicios sobre el
comportamiento, costumbres, decisiones y formas de ser de los demás es
fruto de la necedad y frecuentemente del complejo de inferioridad. Observar
sin juzgares el comportamiento que sana esta nociva costumbre.
Prejuicio de
raza: es una mentalidad de los que no saben o se niegan a
aceptar que todos los hombres y mujeres de la Tierra son seres humanos,
con independencia de la región donde hayan nacido o del color de su piel.
Orgullo de
familia: defecto muy frecuente y difícil de reconocer en
uno mismo. Creerse especial por pertenecer a una familia determinada o pensar
que son especiales las personas que portan algún apellido es un error muy común
en las personas soberbias, que sólo se cura con la humildad que aporta saber
que todos somos hermanos e hijos de Dios.
Swami Sri Yukteswa