La Clave Para Vivir En Equilibrio
Cuando has conocido la
conciencia, nada compensa perderla. Has conocido la mayor bendición de la
vida.
De pronto, muchas cosas
simplemente desaparecen; se convierten en estupideces, se convierten en
tonterías. La motivación ha desaparecido, el deseo ha desaparecido, los
sueños han cesado. Uno no debería actuar ni hablar como si estuviera
dormido. Esa es la única clave.
Los despiertos tienen un mundo en
común; los dormidos, tienen un mundo privado cada uno. Los sueños son
privados, absolutamente personales. Nadie puede entrar en tus sueños. No
puedes compartir un sueño con tu amado. Marido y mujer duermen en una misma
cama, pero sueñan por separado. Es imposible compartir un sueño, porque no
es nada. ¿Cómo puedes compartir una nada? Es como una burbuja, es
absolutamente no existencial; no puedes compartirlo, tienes que soñar
solo. Por eso, a causa de los durmientes, de los numerosísimos durmientes,
existen tantos mundos. Tú tienes tu mundo propio; si estás dormido, vives
encerrado en tus propios pensamientos, conceptos, sueños, deseos.
Cuando te encuentras con otra
persona, dos mundos chocan. Mundos en colisión... esa es la situación.
¡Vigila! Mira cómo conversan un marido y su mujer. No están conversando en
absoluto. El marido, está pensando en su oficina, en su salario; la mujer,
está pensando en sus vestidos para navidad. Por dentro tienen sus propios
mundos privados, pero sus mundos privados se encuentran -más bien chocan-
en alguna parte, porque los vestidos de la mujer dependen ¡del salario del marido;
y el salario del marido, tiene que financiar los vestidos de "la
mujer. La mujer dice «cariño»; pero detrás de la palabra cariño hay
vestidos, es en lo que está pensando. Ese «cariño» no significa lo que
está escrito en el diccionario, porque cada vez que esta mujer dice «cariño» es
solo una fachada, y el marido se asusta inmediatamente. No da muestras de ello;
por supuesto, porque cuando alguien dice «cariño» uno no se muestra
asustado. Dice: «¿Qué, querida?», pero está asustado porque está pensando
en su sueldo y sabe que la navidad seacerca y que hay peligro.
La mujer del mulá Nasruddin le
decía: -¿Qué ha ocurrido? Últimamente lloro y sollozo y me caen lágrimas
por la cara, y tú ni siquiera preguntas: «¿por qué lloras?». -Ya
basta! dijo Nasruddin- Preguntar cuesta demasiado caro y en el pasado he cometido
ese error demasiadas veces, porque esas lágrimas no son simples lágrimas. Son vestidos,
una casa nueva, muebles nuevos y coche nuevo. Hay muchas cosas ocultas
tras esas lágrimas. Esas lágrimas son solo el comienzo. No hay
diálogo posible porque dentro hay dos mundos privados.
Solo es posible el conflicto. Los
sueños son privados, la verdad no es privada. La verdad no puede ser privada;
la verdad no puede ser ni mía ni tuya, la verdad no puede ser cristiana o
hindú, la verdad nopuede ser india o griega. La verdad no puede ser privada.
Los sueños son privados. Recordad que cualquier cosa que sea privada tiene
que pertenecer al mundo de los sueños. La verdad es un cielo abierto; es
para todos, es una sola.
Por eso Lao Tzu habla dijo: 'El
idioma puede ser diferente; cuando habla suda, el idioma es diferente'.
Cuando habla Heráclito, el idioma es diferente... pero todos dicen lo mismo,
todos están indicando lo mismo. No viven en mundos privados. El mundo privado ha
desaparecido con sus sueños y sus deseos... con la mente. La mente tiene
un mundo privado, pero la conciencia no tiene mundos privados.
Los despiertos tienen un mundo en común... Todos
los que están despiertos tienen un mundo en común, que es la existencia. Y todos
los que están dormidos y soñando, tienen sus propios mundos. Tienes que
renunciar a tu mundo; es la única renuncia, que te pido. No te digo que dejes
a tu mujer, no te digo que dejes tu trabajo, no te digo que renuncies a tu
dinero ni a ninguna de tus cosas, no. Simplemente te digo, que abandones
tu mundo de sueños privados. Eso es para mí el sannyas. El
antiguo sannyas consistía en abandonar este mundo, el visible.
Uno se iba al Himalaya, dejando a
su mujer e hijos... pero no se trata de eso. No es ese el mundo que hay
que abandonar. ¿Cómo podrías abandonarlo? Incluso el Himalaya pertenece a
este mundo. El mundo real al que hay que renunciar es la mente, el mundo
de sueños privado. Si renuncias a él, aunque estés sentado en el
mercado, estarás en el Himalaya. Si no renuncias a él; incluso en el
Himalaya, crearás un mundo privado a tu alrededor. ¿Cómo puedes escapar de
ti mismo? Vayas donde vayas estarás contigo. Vayas donde vayas, te
comportarás de la misma manera. Las situaciones podrán ser diferentes, pero
¿cómo vas a poder ser diferente tú? Seguirás dormido en el Himalaya. ¿Qué
diferencia hay entre dormir en Pune o en Boston, entre dormir en Londres o en
el Himalaya? Estés donde estés, estarás soñando. ¡Deja de soñar! Ponte
más alerta, de pronto, los sueños desaparecen; y con los sueños,
desaparecen todos los sufrimientos.
Lo que vemos cuando estamos
despiertos es la muerte, cuando estamos dormidos, sueños. Esto es
verdaderamente bello. Cuando estás dormido ves sueños, ilusiones, espejismos...
tus propias creaciones, tu propio mundo privado. Cuando estás despierto,
¿qué ves? Dice Heráclito que «cuando estás despierto ves muerte a
todo tu alrededor».(IIIgdo.mm)
Es posible que sea por eso por lo
que no quieres ver. Puede que sea por eso por lo que sueñas y creas una
nube de sueños a tu alrededor, para no tener que afrontar el hecho de la
muerte. Pero recuerda: Un hombre se vuelve religioso solo cuando se enfrenta a
la muerte, no antes. Cuando te encuentras con la muerte, cuando la
ves cara a cara, cuando no la evitas, cuando no la esquivas, cuando no
huyes, cuando no creas una nube a tu alrededor... cuando te
encuentras y haces frente al hecho de la muerte... de pronto, te haces
consciente de que la muerte es vida.
Cuanto más profundices en la
muerte, más te adentrarás en la vida; porque como dice Heráclito, los
contrarios se tocan y se mezclan porque son una sola cosa. Si estás
intentando escapar de la muerte, recuerda que también estás escapando de la vida.
Por eso, pareces tan muerto. Esta es la paradoja: Huye de la muerte y seguirás
muerto; afróntala, enfréntate a ella y cobrarás vida. En el momento
en que hagas frente a la muerte tan a fondo, tan intensamente que empieces
a sentir que estás muriendo -cuando sientes y tocas la muerte no solo a tu
alrededor, sino también por dentro-, llega la crisis.
Esta es la cruz de Jesús, la
crisis de la muerte. En ese momento, mueres para un mundo -el mundo de la
horizontal, el mundo de la mente- y resucitas en otro mundo.
La resurrección de Jesús no es un
fenómeno físico. Los cristianos han creado innecesariamente un montón de
hipótesis acerca de ella. No es una resurrección de este cuerpo, es una
resurrección en otra dimensión de este cuerpo; es una resurrección en otra dimensión,
de otro cuerpo que nunca muere.
Este cuerpo es temporal, el
otro cuerpo es eterno. Jesús resucita en otro mundo, el mundo de la
verdad. El mundo privado ha desaparecido. En el último momento, Jesús
dice que está preocupado, angustiado. Incluso un hombre como Jesús, está
preocupado al morir; así tiene que ser. Llora y le dice a Dios: «¿Qué me
estás haciendo?» Le gustaría aferrarse a la horizontal, le gustaría agarrarse a
la vida... incluso, un hombre como Jesús. Así que no te sientas
culpable si te pasa. A ti también te gustaría aferrarte. Este es el lado
humano de Jesús, que es más humano que Buda o Mahavira. Este es el Jesús
humano: El hombre se encuentra cara a cara con la muerte y está asustado y
llora, pero no retrocede, no cae inmediatamente se hace consciente de lo
que está preguntando y entonces dice: «¡Hágase tu voluntad!», se relaja,
se deja llevar. Al instante; la rueda gira: Jesús ya no está en la
horizontal; ha penetrado en la vertical, en la profundidad. Y así resucita para
la eternidad. Muere para el tiempo y resucitarás en la eternidad. Muere
para la mente y vivirás en la conciencia. Muere para el pensamiento y
nacerás en la conciencia. Dice Heráclito: «Lo que vemos cuando estamos
despiertos es la muerte...» Por eso vivimos dormidos, en sueños, con
tranquilizantes, narcóticos, intoxicantes... para no afrontar el hecho. Pero
es un hecho que hay que afrontar. Si le haces frente, el hecho se convierte
en la verdad; si huyes de él vives en la mentira. Si afrontas el
hecho, se convierte en la puerta de la verdad. El hecho es la muerte;
eso hay que afrontarlo. Y la verdad será la vida, la vida eterna, vida en
abundancia, vida que nunca termina.