viernes, 27 de julio de 2012

EL PROPOSITO DE NUESTRA EXISTENCIA



«¿Cuál es nuestra finalidad en la vida?»
Este admirable planeta en rotación y nuestra individualidad humana no nos fueron concedidos con el mero propósito de que pudiésemos existir por un tiempo y desaparecer luego en la nada, sino con el fin de que nos preguntásemos qué sentido tiene todo.
Así pues, vivir sin comprender la finalidad de la vida
es una torpeza y una pérdida de tiempo.
El misterio de la vida nos rodea,
mas se nos ha otorgado inteligencia para descifrarlo".
Paramahansa Yogananda
La pregunta más importante que se han hecho muchas personas a lo largo de la historia es:«¿Cuál es mí finalidad en la vida?» la respuesta a ella de forma sencilla y profunda es: Nuestra finalidad es vivir de modo coherente con nuestros ideales espirituales, vivir la regla de oro en cada momento de la vida y vivir los pensamientos como oración sagrada. Es así de sencillo, pero dista mucho de ser fácil.
Las personas que lo saben y lo practican son fáciles de identificar: sus vidas están llenas de sentido. Su percepción del propósito existencial les da fuerzas para superar los momentos adversos, negativos y dificiles, para disfrutar de los buenos y positivos. Sin embargo, muchas personas se sienten confusas, frustradas — o totalmente perdidas desorientadas  y amargadas — en lo referente al sentido de la vida.
Lo cual esta en relación a todas esta serie de preguntas que muchos se hacen:
¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué existo? ¿Cuál el es el propósito de mi existencia? ¿Qué sentido tiene la vida?¿Cuál es mi verdadero objetivo? ¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Por qué estoy enfermo y cómo me puedo curar?, , ¿Por qué me suceden esta cosas a mi?, ¿Por qué tengo mala suerte? sin encontrar las respuesta adecuada o apropiada que los haga comprender estos interrogantes.
Por eso, desde un punto de vista cósmico–práctico, podemos hacernos esta otra pregunta: ¿qué bien le hace al universo contar con un planeta lleno de almas que no tienen ni la menor idea de lo que están haciendo en este mundo?
 En cierto sentido, esta falta de orientación y de comprensión de la propia existencia puede generar un problema de salud, y puede determinar toda clase de estrés emocional, que deriva en depresión, ansiedad y fatiga. Y cuando estos tipos de estrés o sentimientos negativos se consolidan, pueden contribuir al desarrollo de una enfermedad.
La mente no es la única que quiere saber cuál es tu misión; este conocimiento es de una importancia vital para tu cuerpo y tu espíritu.
Si no se entiende el sentido de la existencia, y no se tiene conciencia de vida y con objetivos claros, podemos perjudicarnos a nosotros mismos  y a quienes nos rodean. Si no sabemos cómo identificar «lo realmente importante» cuando algo va mal, no podremos reaccionar de forma adecuada ante los acontecimientos o las personas presentes en nuestra vida.
Darse cuenta de todas estas cosas nos aproxima más a nuestro espíritu, para adentrarnos en comunicación con “el otro lado del velo”, a través de la fuerza del amor y de la intuición, nos desvelará en gran medida el siempre interesante enigma de: ¿por qué estamos aquí?, ¿cuál es nuestro propósito en la vida?
Por nuestro bien, debemos aprender cómo responder a la pregunta de cuál es nuestra misión, porque la forma en que vivimos la vida genera salud o enfermedad. «Nuestra biografía se convierte en nuestra biología». En otras palabras, los pequeños problemas y los grandes traumas que experimentamos se instalan en nosotros, viven en nuestro cuerpo y afectan o bloquean el flujo de energía. Por ello, resulta razonable que, cuanto más nos alejemos de nuestra misión en la vida, mayor será nuestra frustración y menor la sintonía de nuestra energía.
Conociendo nuestra misión, podemos vivir aprovechando al máximo nuestra energía. Cuando las aprovechamos, expresamos de la manera más óptima nuestro poder personal; es lo que se llama místicamente «vivir de acuerdo con nuestro Contrato Sagrado, o Compromiso Sagrado»,que suscribimos cuando decidimos vivir temporalmente en este plano existencial, pero lo hemos olvidado y no lo recordamos.
Cada segundo de la vida marca una importante diferencia con el anterior, porque nada queda sujeto al inmovilismo. Todos nosotros estamos constantemente renovando nuestras células, estamos cambiando continuamente y no somos conscientes del esfuerzo que instintivamente hace nuestro cuerpo, como tampoco somos conscientes de las fuerzas desconocidas que se mueven en el universo, para que todo dentro del caos contenga el orden y la vida, para eso se necesita de una guía de conocimiento que nos conduzca a saber «¿Cuál es nuestra finalidad en la vida?»