«¿Cuál es nuestra finalidad en la
vida?»
Este admirable planeta en
rotación y nuestra individualidad humana no nos fueron concedidos con el mero
propósito de que pudiésemos existir por un tiempo y desaparecer luego en la
nada, sino con el fin de que nos preguntásemos qué sentido tiene todo.
Así pues, vivir sin comprender la
finalidad de la vida
es una torpeza y una pérdida de
tiempo.
El misterio de la vida nos rodea,
mas se nos ha otorgado
inteligencia para descifrarlo".
Paramahansa Yogananda
La pregunta más importante que se
han hecho muchas personas a lo largo de la historia es:«¿Cuál es mí finalidad
en la vida?» la respuesta a ella de forma sencilla y profunda es: Nuestra
finalidad es vivir de modo coherente con nuestros ideales espirituales, vivir
la regla de oro en cada momento de la vida y vivir los pensamientos como
oración sagrada. Es así de sencillo, pero dista mucho de ser fácil.
Las personas que lo saben y lo
practican son fáciles de identificar: sus vidas están llenas de sentido. Su
percepción del propósito existencial les da fuerzas para superar los momentos
adversos, negativos y dificiles, para disfrutar de los buenos y positivos. Sin
embargo, muchas personas se sienten confusas, frustradas — o totalmente
perdidas desorientadas y amargadas — en lo referente al sentido de
la vida.
Lo cual esta en relación a todas
esta serie de preguntas que muchos se hacen:
¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué
existo? ¿Cuál el es el propósito de mi existencia? ¿Qué sentido tiene la
vida?¿Cuál es mi verdadero objetivo? ¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Por qué
estoy enfermo y cómo me puedo curar?, , ¿Por qué me suceden esta cosas a mi?, ¿Por
qué tengo mala suerte? sin encontrar las respuesta adecuada o apropiada
que los haga comprender estos interrogantes.
Por eso, desde un punto de vista cósmico–práctico,
podemos hacernos esta otra pregunta: ¿qué bien le hace al universo contar
con un planeta lleno de almas que no tienen ni la menor idea de lo que están
haciendo en este mundo?
En cierto sentido, esta
falta de orientación y de comprensión de la propia existencia puede generar un
problema de salud, y puede determinar toda clase de estrés emocional, que
deriva en depresión, ansiedad y fatiga. Y cuando estos tipos de estrés o
sentimientos negativos se consolidan, pueden contribuir al desarrollo de una
enfermedad.
La mente no es la única que
quiere saber cuál es tu misión; este conocimiento es de una importancia vital
para tu cuerpo y tu espíritu.
Si no se entiende el sentido de
la existencia, y no se tiene conciencia de vida y con objetivos claros, podemos
perjudicarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Si no sabemos
cómo identificar «lo realmente importante» cuando algo va mal, no
podremos reaccionar de forma adecuada ante los acontecimientos o las personas
presentes en nuestra vida.
Darse cuenta de todas estas cosas
nos aproxima más a nuestro espíritu, para adentrarnos en comunicación con “el
otro lado del velo”, a través de la fuerza del amor y de la intuición, nos
desvelará en gran medida el siempre interesante enigma de: ¿por qué
estamos aquí?, ¿cuál es nuestro propósito en la vida?
Por nuestro bien, debemos
aprender cómo responder a la pregunta de cuál es nuestra misión, porque la
forma en que vivimos la vida genera salud o enfermedad. «Nuestra
biografía se convierte en nuestra biología». En otras palabras, los
pequeños problemas y los grandes traumas que experimentamos se instalan en
nosotros, viven en nuestro cuerpo y afectan o bloquean el flujo de energía. Por
ello, resulta razonable que, cuanto más nos alejemos de nuestra misión en la
vida, mayor será nuestra frustración y menor la sintonía de nuestra energía.
Conociendo nuestra misión,
podemos vivir aprovechando al máximo nuestra energía. Cuando las aprovechamos,
expresamos de la manera más óptima nuestro poder personal; es lo que se llama
místicamente «vivir de acuerdo con nuestro Contrato Sagrado, o Compromiso
Sagrado»,que suscribimos cuando decidimos vivir temporalmente en este plano
existencial, pero lo hemos olvidado y no lo recordamos.
Cada segundo de la vida marca una
importante diferencia con el anterior, porque nada queda sujeto al inmovilismo.
Todos nosotros estamos constantemente renovando nuestras células, estamos
cambiando continuamente y no somos conscientes del esfuerzo que instintivamente
hace nuestro cuerpo, como tampoco somos conscientes de las fuerzas desconocidas
que se mueven en el universo, para que todo dentro del caos contenga el orden y
la vida, para eso se necesita de una guía de conocimiento que nos conduzca a
saber «¿Cuál es nuestra finalidad en la vida?»